Baje las escaleras y me dirigí a la cocina, cuando entre
había una mujer de unos 50 años, parecía bastante fría, rodee la mesa y me
acerque al tazón donde estaban las frutas y mire que había, manzanas, bananas y
mandarinas. Agarre una manzana, pero a mitad de camino me arrepentí dejándola
otra vez en su lugar; Sentí la mirada de la mujer en mi e instantáneamente me
subieron los colores a la cara, era demasiado pálida, así que ese tipo de
reacciones se notaban mucho en mi.
-Queres que te prepare algo para comer?- A pesar de su cara
seria y gestos algo fríos, tenía una voz muy dulce. Podía llegar a ser
cantante- No me presente, me llamo Julia – me tendió la mano y en su cara
floreció una sonrisa lo que hizo que se ablandara su expresión-
- Lali, y no gracias no quiero nada para comer. –Me mordí el
labio tanto que parecía que iba a sangrar- Y sabes quién soy? O…
- Claro – dijo mientras sacaba un pedazo de carne cruda de
la heladera, supongo que sería la cena-
sos la hija de la señorita Emilia, ella me hablo mucho de vos. Me dijo
que eras vegetariana, no vegana y que tenias que hacer una dieta especial
–Mientras decía todo eso que era en parte cierto, ella seguía sacando alimentos
y empezaba a cortar verduras-
- Si soy vegetariana, no vegana –suspire angustiada- No hace
falta que hagas comida aparte para mi, puedo adaptarme tranquilamente a lo que
hay – le sonreí delicadamente y la mujer se rio mientras negaba con la cabeza y
cortaba rápidamente un tomate-
- no te preocupes, candela la hija de el señor está haciendo
una “dieta” si se puede decir. Yo se que a la noche, cuando nadie la ve se come
la vida –se rio- igual no lo necesita, tiene un cuerpo de modelo- me miro y yo
intente fingir que le prestaba atención, me había quedado en la parte que
menciono que mariano tenía una hija, ¿Cómo dijo que se llamaba? ¿Cintia?
¿Carla? ¿Candelabro? Bueno algo asi…-
-Nos vemos en la cena –le dije educadamente, no quería
seguir hablando de comida. Cruce el living y fui hasta afuera. Mariano no tenía
un patio, tenia hectáreas y hectáreas… Kilómetros y kilómetros de verde, el
sueño de todo ecologista. Creo que cuando me sintiese mal, ya sabía dónde podía
ir.
Empecé a caminar alrededor de la pileta. Era torpe y
probablemente fuese un peligro que yo estuviese alado de la pileta, pero creo
que era suficientemente inteligente como para no caerme en esta. Mi mente daba
vueltas, ella se había quedado en la conversación que había tenido con mi mama,
y con la imagen que me devolvía el espejo. Pensaba si en algún momento de mi
vida había sentido plena felicidad pero ¿Se podía ser completamente feliz?
¿Alguien alguna vez tuvo la suerte de llegar a llenar su corazón de felicidad y
no de falcedad? ¿Era eso posible?
-Cuidado!-
Escuche un grito, voltee la cabeza y una pelota
de tenis me golpeo justo en el medio de la frente haciendo que perdiera
estabilidad y como sabia que de una forma u otra iba a terminar, me caí en la
pileta. El problema no era mojar mis zapatillas compradas en una feria, o que
el pelo se me mojara, el verdadero problema era que no sabía nadar. Saque la
cabeza de abajo del agua y respire fuertemente para volverme a hundir, daba manotazos y patadas intentando salir
para la superficie, volví a sacar la cabeza y respire nuevamente. Lo último que
vi fue a un chico en cuero saltando a la pileta, luego me volví a hundir y
después de eso todo se volvió negro.
Abrí lentamente los
ojos y había un chico que me miraba con cara de preocupado, unos hermosos ojos
verdes y una sonrisa que casi hace que me vuelva a desmayar. Tal vez me había
muerto y el era un angel, o tal vez estaba en el paraíso. Dicen que para todos
el paraíso es diferente, cada uno forma su propio paraíso en el que su alma
descansa eternamente, Tal vez mi paraíso sea alado de ese caño… Entonces no era
tan malo morir.
-Esta bien? –Escuche la voz de una mujer, pero no vi nada
mas que esos ojos verdes-
-no se ¿Estas bien? –me miro más intensamente. Tosi un poco
mientras me incorporaba, estaba tirada en el piso con toda la ropa mojada, la
casa de mariano. No, no estaba en el paraíso.-
- Si –volvio a toser- si, estoy bien… -Lo mire, voltee la
cabeza había una castaña con un pantalón pollera, una musculosa y una raqueta
de tenis en la mano-
- Perdon gorda –se acerco a mi y yo instintivamente me
aleje- Es que todavía no pude mejorar mi revés – me miro angustiada, de enserio
parecía que lo sentía-
- Yo diría mas que un revés, eso fue un golpe mortal candela
– Dijo el chico de ojos verdes; Candela ese era el nombre que había dicho
Julia, asique ella debía ser la hija de Mariano- Perdónala se cree sharapova y
es una mono con taquicardia- Sonrei porque el sonrio; Que linda sonrisa, pensé-
- Bueno perdon, chico diez, rugbier, tenista y golfista,
perdon por no ser la hija perfecta – la castaña se cruzo de brazos y lo miro
haciéndose la ofendida, el se rio- Gordi ¿Cómo te llamas?
- Lali –me puse el revés de la mano en la frente, ordenando
mi cabeza. Estaba media moribunda tirada en el piso y ellos discutían por quien
era mejor tenista, pues yo se los digo, ninguno porque una pelota casi me mata-
- Y bueno ¿Quién sos? ¿Cómo entrastes? ¿ te dejo pasar
alguien? –el morocho me pregunto mientras me miraba-
- Yo so…-
-Ah ya se conocieron- Un morocho de ojos verdes mas grande
apareció por el camino que daba a la casa- ¿Por qué están mojados? ¿Qué paso
peter? –Peter, ese debía ser el nombre del angel de ojos verdes-
-Pequeña falla técnica con el revés de candela- se levanto y
me tendio la mano para ayudarme a levantar-
- Bueno hijos, ella es la hija de Emilia. Ya tuvimos una
charla intensa sobre el tema, Asi que espero que se cumpla lo que pedi ¿De
acuerdo? – Candela y Peter asintieron- Peter ¿Podemos hablar? – el asintio-
Porque no se van a cambiar, hoy hay una cena de bienvenida –nos sonrio y sentí
que candela me agarraba la mano-
- Vamos – me dice entusiasmada-